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¿Qué es el efecto rebote en una dieta?


efecto rebote

Según diversos estudios realizados, después de hacer una dieta, el 97% de las personas acaban pesando lo mismo e incluso más de lo que pesaban antes de iniciarla. Esta recuperación del peso al tiempo de terminar una dieta que, generalmente consiste en perder peso de manera rápida, se la conoce como efecto rebote.

Cuando nos sometemos a una dieta hipocalórica, de choque, o “dieta milagro” se reduce de manera drástica la cantidad de comida que se ingiere, por lo que se ralentiza el metabolismo, así como la quema de calorías. El cuerpo interpreta que hay falta de nutrientes y comienza a almacenar grasa para necesidades futuras. Este tipo de dietas hace que perdamos más agua y masa muscular pero no grasa.

Cuando la dieta termina y volvemos a comer normal de nuevo, el cuerpo empieza a recibir mayor cantidad de nutrientes, sin embargo, nuestro metabolismo está ralentizado y quema menos calorías por lo que, la persona comienza a ganar peso llegando a superar los kilos con los que comenzó la dieta.

Para que una dieta sea efectiva y sana no hay que dejar de comer determinados alimentos sino seguir una dieta equilibrada, ingerir nutrientes y vitaminas necesarias que nos permita ir perdiendo peso de manera progresiva. Debemos aprender a comer y cambiar el estilo de vida evitando el sedentarismo y aumentando la actividad física.

¿Cómo evitar el efecto rebote después de una dieta?
El temor de todos cuando se comienza una dieta es evitar el efecto rebote y esto se consigue con unas determinadas pautas:

  • Tener claro el objetivo: estar plenamente convencidos de querer hacer una dieta y cuál va a ser realmente el objetivo a alcanzar para evitar desmotivarse
  • Perder peso poco a poco para conseguir los resultados deseados. Se recomienda bajar entre medio kilo y un kilo a la semana como mucho.
  • No pasar hambre: para ello se debe hacer una dieta adecuada a cada persona, dependiendo de la forma física y la actividad que se realice normalmente. Para ello se adapta el horario y las cantidades para que la ingesta de nutrientes esté garantizada. Con ello se evita la ansiedad por comer y saltarse la dieta.
  • Incluir en la dieta hidratos de carbono, de esta manera se evita la añoranza por la ingesta de este tipo de alimentos y que aumentemos una ingesta excesiva de pasta, arroz, patatas o legumbres, entre otros.
  • Adquirir buenos hábitos de comida: disfrutar comiendo alimentos sanos y de una cocina ligera para que adquirir buenos hábitos sea más fácil.
  • Compaginar la dieta y la vida social, lo que implica que cuando haya celebraciones, cenas con amigos o familiares, disfrutemos aunque estemos a dieta y saber que no pasa nada por comer más cantidad o algún alimento más restringido. Hay que disfrutar sin agobios del momento pero sin pasarse.
  • Combinar los alimentos: es importante saber qué cantidad se debe comer de cada tipo y cómo compensar los excesos. Después de terminar la dieta hay que comer con moderación, de una manera equilibrada y variada. Cuando consideremos que hemos hecho un exceso hay que saber compensar con otra comida ligera.
  • Llevar una vida activa: evitar el sedentarismo. Cuando una persona tiene poca actividad física, el gasto energético es muy bajo, por lo tanto, es más difícil sentirse saciado. Es fundamental realizar alguna actividad física.
  • Hacer una dieta de mantenimiento: las células del organismo tienen registrado el peso habitual de la persona y cuando termina la dieta se tiende a recuperar ese peso y mantenerlo estable. El objetivo de mantener una dieta de mantenimiento, durante al menos 3 meses, es dar tiempo a que las células registren ese nuevo peso como habitual y se mantenga en el tiempo.
  • Llevar una vida saludable y mantener el peso deseado, por lo que hay que comer sano evitando comer como antes para no ganar el peso que nos llevó a hacer una dieta.

¿Qué alimentos debes consumir?
Después de terminar una dieta de adelgazamiento hay una serie de alimentos que se deben consumir para ayudarnos a mantener el peso deseado. Destacamos entre ellos:

  • Espárragos: para ayudarnos a desintoxicar el organismo. Ricos en potasio, nos ayudan a reducir el abdomen.
  • Aceite de oliva: rico en ácidos grasos omega 3 y 6, beneficiosos para la salud y previenen diferentes tipos de cáncer como el de mama, colon o próstata.
  • Yogur desnatado: rico en vitamina D, potasio, calcio y tiene menos calorías.
  • Chocolate negro: con propiedades antienvejecimiento y antioxidante. Además, controla la presión arterial gracias a la teobromina y cafeína. También ayuda a mantener el índice de grasa corporal.
  • Huevos: ricos en vitamina B12 y ácido fólico. Poseen todas las vitaminas excepto la C. Un huevo aporta el 15% de la dosis necesaria diaria de vitaminas A y D.
  • Té verde: mejora la función hepática, es diurético, antioxidante y laxante. Según algunos estudios retrasa la aparición de Alzheimer.
  • Naranjas: ricas en vitamina C, disminuyen el colesterol y la tensión arterial.  Además, es un alimento saciante que ayuda a mantener el peso.
  • Lentejas: ricas en proteínas y hierro y son bajas en calorías.
  • Pescado azul: ayuda a mantener los niveles de triglicéridos y colesterol. Son ricos en ácidos grasos omega 3 y 6.



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