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Rotura de menisco: síntomas y tratamiento


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Cada rodilla tiene dos meniscos, uno interno y otro externo. Son piezas de cartílago en forma de C que actúan como amortiguadores del peso corporal entre los huesos fémur y tibia, evitando que rocen entre ellos. Este cartílago es un tejido firme, grueso, elástico y resbaladizo que recubre los extremos de los huesos para formar la articulación. Su función no solo es amortiguar y absorber el impacto en la rodilla, sino que también mantienen estable la articulación ayudando a los ligamentos.
Las lesiones de menisco son muy frecuentes y se dan más en hombres que en mujeres.
Una rotura de menisco se produce por un traumatismo, un giro inesperado o una flexión máxima de la rodilla, dando lugar a una serie de síntomas como:

  • Chasquido y dolor en el momento de la lesión
  • Dolor, sobre todo al girar o estirar la rodilla
  • Hinchazón y rigidez 
  • Dificultad para estirar la rodilla completamente
  • Bloqueo de la articulación
  • Dificultad para moverse después de permanecer sentado un tiempo

¿Qué significa el dolor en el menisco?
El dolor en la rodilla es la primera señal que indica que puede haber una rotura de menisco.
El dolor va unido a un chasquido o crujido que se percibe en el momento de la lesión, es intenso y se incrementa cuando se apoya la pierna.
Dependiendo de la zona donde se localiza la lesión se puede diferenciar:

  • Dolor de menisco interno: se localiza en el lado interno de la rodilla justo en la parte del menisco que se encuentra entre el fémur y la tibia. Abarca la mayor parte de la rodilla.
  • Dolor menisco externo: se localiza en la parte más externa o lateral de la rodilla. Además de encontrarse entre el fémur y la tibia, el menisco externo es la parte más próxima al peroné debido a su posición lateral. A diferencia de las lesiones del menisco interno, el dolor en este caso no impide la movilidad de la rodilla en su totalidad, ya que no está realmente unido a su ligamento.

Operación de menisco: tratamiento del menisco roto
El tratamiento de las lesiones de menisco consiste principalmente en controlar el dolor y la inflamación mediante frío local, rodilleras de compresión, medicación antiinflamatoria y evitar realizar determinados movimientos como giros de rodilla o ponerse de cuclillas. Una actividad moderadamente suave ayuda a tonificar y favorecer el proceso de recuperación y evita la pérdida de tono muscular.
Cuando las medidas tomadas no permiten una evolución favorable o existe un importante bloqueo y limitación funcional, puede ser necesaria una intervención quirúrgica.
La cirugía de menisco depende del tipo de lesión y puede ser sutura de menisco, resección parcial o total e, incluso, trasplante de menisco. Por lo general, el tipo de operación se divide en:

  • Lesiones suturables: consiste en coser las partes rotas del menisco. Es la más sencilla y debe realizarse lo antes posible para que sea más viable y evite convertirse en lesión irreparable.
  • Lesiones no suturables: consiste en retirar el fragmento roto de menisco evitando la retirada total del menisco siempre que se pueda. Se trata de una técnica indicada en aquellos casos en los que no se puede realizar una sutura, bien por el tipo de lesión, por la edad del paciente o por otros factores que considere el traumatólogo.

¿Con el menisco roto se puede andar antes de la operación?
Andar con el menisco roto no va a empeorar la lesión, al contrario, realizar pequeños paseos diariamente ayuda a acelerar el proceso de recuperación, a recuperar el tono muscular y mantener lubricado el cartílago de la rodilla.
Durante las primeras 24-48 horas de producirse la lesión se recomienda reposo hasta que baje la inflamación pero, luego, se puede caminar con ayuda de unas muletas. De esta manera, se estimula al cartílago a reabsorber el líquido sinovial. Es normal que se sienta dolor, rigidez y fatiga de rodilla, pero mejora con el tiempo si se mantiene un estilo de vida activo.





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